Resumen de la Perashá: Esta Perashá comienza el día después de Yom Kippur, fecha en que Moshé bajó del Monte Sinaí con las Segundas Tablas, después de conseguir con éxito la expiación del Pueblo por el pecado del Becerro de Oro, tal como se relata en P. Ki Tisá. Por ello, Moshé reúne a todo el Pueblo de Israel (de aquí el nombre de Vayakhel – ie. él reunió) con el propósito de informarles el deseo de Di-s de que dentro de la nación sea construido un Santuario. Empieza la asamblea con un breve recordatorio sobre la obligación de cesar en el día del Shabbat todas las labores (39 melajot), como podría ser encender el fuego, ya que precisamente lo que se prohíbe en Shabbat son las labores creativas relacionadas con la construcción del Mishkán. Esto es seguido por una descripción de los materiales necesarios para construir el Mishkán (Tabernáculo), y las diversas partes y elementos de éste, una lista de sus utensilios, y de las vestimentas sacerdotales que también se debían elaborar.

Posteriormente, el Pueblo, tanto hombres como mujeres, se presenta y generosamente dona todos los materiales que Moshé les ha solicitado; trayendo oro, plata, cobre, lana teñida de colores varios, pieles de cabra, lino, pieles de animales, madera, aceite de oliva, hierbas varias, y piedras preciosas.

Moshé anuncia que Di-s ha seleccionado a Betzalel y Oholiab como responsables del proyecto de construcción del Mishkán, (quienes serán acompañados por un grupo de artesanos con “corazones sabios”), y les entrega todos los materiales previamente donados. La gente, sin embargo, continúa donando en abundancia, hasta que los artesanos informan a Moshé de que tienen más que suficiente para completar su tarea. Por ello Moshé emite una proclamación pidiendo a todos que dejen ya de traer más donativos.

Los artesanos comienzan su trabajo; y las tres cubiertas (tapices) que cubren el Santuario son completadas. La construcción continúa y los artesanos construyen los 48 paneles recubiertos de oro para las paredes del Tabernáculo, sus 100 bases de plata, las cortinas que cubren la entrada del santuario –el Masaj-, el Parojet que separa el Kodesh Hakodashim (Sancta Sanctorum) del resto del Santuario, el Arca (Aron Hakodesh) y su Cubierta (Kaporet) con los Querubines. Se describe también la fabricación de la Mesa de los Panes (Shuljan Lejem hapanim), la Menorá (candelabro de siete brazos) y el Altar de Oro para el incienso (Mizbeaj Haketoret o Hazahav). El aceite de la unción y el incienso también son preparados. La construcción del Tabernáculo culmina con la fabricación del Altar exterior (Mizbeaj Adama), donde serán traídas las ofrendas en general, así como con la manufactura de todos sus utensilios, el lavabo de cobre (Kiyor) para el lavado ritual hecho de pequeños espejos de cobre, las cortinas de malla que rodean todo el patio del Tabernáculo y las vigas y ganchos que las anclan.

CODA: Esta Parasha repite muchos de los detalles descritos en las tres Parshiot anteriores – Terumá, Tetzavé y Ki Tisá-, que es donde aparecen originalmente las instrucciones de Di-s a Moshé sobre cómo el Tabernáculo y sus utensilios deben ser fabricados. En Vayakhel, Moshé convoca a la nación entera de Israel para presentarles el proyecto del Mishkán con todos los detalles relativos a su construcción y la de sus utensilios, así como para introducir a Betzalel y Oholiab, los ingenieros-arquitecos-artesanos elegidos. Muchos artesanos experimentados, hombres y mujeres responden amorosamente a este llamado, dedicándose a laborar en los diversos procesos involucrados en la manufactura del Mishkán. Las contribuciones de materiales para la construcción son tan abrumadoras que Moshé debe proclamar: Que tanto varón como mujer no haga más labor para la contribución al Santuario (36:6). Pero un análisis de las donaciones y la posterior descripción final nos muestran que cierto obsequio metálico fue tan singular que no se incluyó en el recuento de los metales recibidos. Fue un regalo tan controversial que al principio Moshé lo rechazó con indignación: las donaciones que hicieron las mujeres de sus espejos de cobre pulido. Sin embargo, Dios, insiste en que los espejos sean aceptados y utilizados para fabricar el Lavabo en el cual los kohanim lavarán sus manos y pies a fin de poder servir en el Mishkán. Profundizando en esto se puede explorar la singularidad de este regalo de cobre y la forma en que refleja el concepto de lo erótico en la Torá.

Por otro lado, el comienzo de toda esta sección es confuso, ya que después de convocar al Pueblo para dar inicio al proyecto de construcción del Mishkán, Moshé inexplicablemente comienza un tangencial discurso sobre el Shabbat. Esta anomalía confirma la misteriosa y omnipresente relación entre el Shabbat y el Mishkán como parte de un patrón más amplio que nos ilumina sobre la naturaleza de la creatividad.