Resumen de la Perashá: Terumá describe la construcción de una gran parte del Mishkán o Tabernáculo, así como la fabricación de sus utensilios y muebles. El Mishkán fue el Bet Hamikdash portátil que los Hijos de Israel usaron (y transportaron) como centro espiritual de la nación durante su travesía de 40 años por el desierto.

La Perashá inicia con la instrucción de Dios a Moshé de aceptar donativos de los Israelitas para la construcción del Mishkán: “…y harán para Mi un Santuario y habitaré dentro de ellos”. Los materiales requeridos para esta labor eran madera, metales preciosos, pieles teñidas, telas (como el lino y la lana), aceite de oliva, especies y 14 joyas específicas (para el chaleco del Kohen Gadol o Sumo Sacerdote).

Posteriormente, Dios da detalladas instrucciones sobre la construcción y dimensiones del Mishkán y sus utensilios, empezando con su pieza central -el Arca Sagrada o de la Alianza-, la cual aloja las dos Tablas de la Ley recibidas en el Monte Sinaí (hablamos aquí del segundo juego de tablas, ya que el primero fue estrellado contra el suelo por Moshé). El Arca es una caja de madera de acacia recubierta de oro puro tanto en su interior como en su exterior, y cuenta con una corona o diadema a su alrededor, así como una tapadera -placa maciza de oro llamada kaporet-. Dos querubines alados, también de oro, sobresalen, y son parte integral de esta cubierta. Finalmente, unas argollas de oro (tabaot) deben ser fijadas a las esquinas del Arca, con el propósito de allí alojar unas barras de madera recubiertas de oro (badim), con el propósito de transportar el Arca Sagrada evitando que sea tocada con las manos.

A continuación, se precisan las instrucciones para la construcción del Shulján o “Mesa de los Panes”. Esta Mesa también debe ser hecha de madera de acacia recubierta de oro, y también cuenta con una diadema y con argollas para las barras con las que se le transporta; así como una serie de enseres que permiten su función. La Menorá o Candelabro de 7 Brazos es el siguiente componente en la lista de la Torá. Debe ser tallado (esculpido) de un solo bloque de oro puro; y cuenta con copas, botones y flores decorativas como parte integral de su estructura.

El Mishkán consiste de dos áreas generales –el Santuario u Ohel Moed (Tienda de Encuentro) y el Patio o Jatzer-; y sus medidas totales deben ser de 100 Amot (50 metros) x 50 Amot, mientras que las de Ohel Moed que se ubica en su interior son de 30 Amot de largo x 10 Amot de ancho x 10 Amot de altura. El Santuario, a su vez se divide en dos secciones, la cámara externa ó Kodesh, donde residen la Mesa, la Menorá y el Altar de Oro; y la interna ó Kodesh Hakodashim (“Sanctum Sanctorum”) donde reside el Arca de la Alianza.

El texto ahora torna su atención a la construcción de los edificios. Las paredes tanto del Mishkán como del Santuario consisten de unas esbeltas vigas verticales (kerashim) de madera de acacia recubiertas de oro, y la parte inferior de cada viga tiene dos protuberancias que se insertan en dos receptáculos de plata a la altura de la base (adonim), los que impiden que las vigas se desplomen. Pero lo que da solidez estructural y mantiene a las vigas conectadas son unas varillas que atraviesan todos los kerashim a lo ancho.

Las entradas o frentes, tanto del complejo entero del Mishkán, como del Santuario, como del Kodesh Hakodashim, son orientadas hacia el Este, y no son paredes macizas, sino cortinas tejidas de lana teñida con lino. El Santuario debe ser cubierto por varios tapices colocados en capas: 1) Una mezcla tejida de lanas y linos teñidos; 2) Pelo de Cabra. 3) Piel de Carnero teñida y de Tajash (un animal muy raro ya extinto). Finalmente, la Perashá detalla el diseño del Altar externo o gran Mizbeaj de (madera recubierta con) Cobre, sobre el cual se hacen las ofrendas y el cual también cuenta con argollas y pértigas para ser transportado.

CODA: Con Parshat Terumá, la Torá inicia la compleja descripción de la construcción del Mishkán, describiendo en detalle sus especificaciones, sus diseños de construcción, y sus utensilios. La amplitud de los detalles de su construcción, ensamblaje y consagración ciertamente parecen excesivos. La intención de infundir veneración al Santuario se ve disminuida con la reducción del culto Divino a intrincadas instrucciones y mediciones. Así el intento de cuantificar la santidad parece nada menos que ¡reduccionista! De aquí que un entendimiento profundo de la Perashá nos puede llevar a explorar la idea del Mishkán y su enorme significado en torno del problema del
reduccionismo tanto en la Torá, como en la ciencia y en la vida. Adicionalmente, la primera de las cuatro lecturas especiales del periodo del mes de Adar – la denominada Parshat Shekalim-, se relaciona estrechamente con Parshat Terumá, y en la mayoría de los años sus lecturas coinciden. Ambas se refieren a las necesidades del Templo: Así, Terumá se inicia con una lista de las donaciones especiales requeridas para la construcción del Mishkán, y el mes de Adar comienza con la notificación de la donación anual de los medios shekel para la tesorería del Templo. Sin embargo, de modo sorprendente, la Perashá presenta el orden secuencial del Mishkán de manera inconsistente con el verdadero proceso de su construcción (el cual aparece posteriormente en la Torá en Parshat Vayakhel). De un análisis de esta inconsistencia se pueden descubrir dos perspectivas del mundo muy diferentes, cada una con importantes implicaciones para la manera en que conducimos nuestras vidas, y de cómo celebramos la temporada de Purim.