Resumen de la Perashá: La Perashá inicia con la auditoría realizada por Moshé de los materiales donados por los Hijos de Israel para ser usados en la construcción del Mishkán (Tabernáculo) y de sus utensilios. De tal modo que esta sección ofrece una cuenta exacta sobre las cantidades de oro, plata y cobre respectivamente.

Posteriormente, se describe la eficiente confección por parte de Betzalel, Oholiav y sus asistentes de las Vestimentas de los Sacerdotes, las cuales ya antes habían sido ordenadas y descritas detalladamente en Parshat Tetzavé. Estas son las ocho prendas usadas por el Sumo Sacerdote (kohén gadol), cuatro exclusivas de él, y cuatro que comparte con los Sacerdotes Ordinarios. 1) el Efod: Delantal invertido de lana teñida que cubre la espalda, fabricado en colores varios incluyendo hilos de oro y lino, con correas que contienen incrustaciones de
piedras preciosas; 2) el Joshen Mishpat (“Coraza del Juicio”): Pectoral que se asegura al Efod por medio de correas y que tiene montadas e incrustadas doce piedras preciosas en cuatro hileras con tres piedras en cada hilera. Artesanos deben grabar los nombres de las Doce Tribus de Israel sobre estas doce piedras. Esta coraza de tela contiene un pliegue donde el Urim v’Tumim, un pergamino con el nombre de Di-s, es insertado; 3) el Me’il: Túnica de lana azul, adornada con campanitas de oro y granadas u orlas de tela ribeteadas en su borde inferior; 4) el Tzitz: banda dorada usada sobre la frente, con una inscripción grabada con las palabras Kodesh L’Hashem (“Santificado para Dios”).

Posteriormente se describen las cuatro prendas comunes a ambos tipos de Sacerdotes:
1) El Ketonet: Túnica larga de lino;
2) Los Mijnasaim: Pantalones de lino;
3) El Mitznefet o Migba’at: Turbante de lino;
4) El Avnet: Cinturón largo tipo faja que va alrededor de la cadera.

Los artesanos que participan en las labores del Mishkán traen los objetos ya terminados a Moshé. Ël inspecciona todo, verificando que haya sido manufacturado exactamente de acuerdo a las especificaciones de Dios, y bendice a los trabajadores.

Ahora, Dios manda a Moshé levantar el Tabernáculo el día Primero de Nissan, para posteriormente colocar todos los utensilios en sus lugares designados, ungiéndolos con el aceite aromático y, por medio de esta tarea santificándolos. Moshé también debe vestir con sus respectivas vestimentas sacerdotales a su hermano Aharón y a sus cuatro sobrinos, a quien también debe ungir en lo que se conoce como la “ceremonia de iniciación”. El texto certifica que Moshé cumple con todas las órdenes divinas de manera fiel.

Al completar Moshé la colocación de los utensilios, la denominada “Nube de Gloria”, señala que la Presencia Divina Ha Llegado a morar dentro del Mishkán, cuando llena todo el espacio del Templo. Por cierto, esta misma nube también sirvió como la guía de los Hijos de Israel durante su travesía de cuarenta años en el desierto, de modo que cuando la nube se alzaba del Santuario, el pueblo debía empacar todo y viajar siguiendo la nube, hasta el momento en que ésta bajaba a reposar, que es cuando se volvía a levantar el campamento, hasta que la nube volviera a elevarse nuevamente.

CODA: La Torá se divide en 54 Parshiot, correspondiendo al número máximo de posibilidades de lectura de la Perashá en el transcurso de un año (incluyendo Simjat Torá, cuando se lee la Perashá final). Pero muchas veces el año solo ofrece 47 oportunidades para leer las 54 parshiot, debido a que: a) el año lunar judío puede tener doce o trece meses, y b) la lectura cuando Shabat cae en alguna festividad es sustituida por la lectura específica de dicha festividad. Esto resulta en la unión de dos parshiot. Sin embargo, la elección de cuales dos secciones deben ser unidas, tal como sucede ocasionalmente con Vayakhel/Pikudei no es arbitraria, porque en este caso son parshiot complementarias. Pikudei, después de ofrecer un preciso recuento del uso de los metales preciosos, completa la historia de la construcción del Mishkán y describe la elaboración de las vestimentas sacerdotales y el ensamblaje definitivo del Mishkán. Así, la Perashá (y el libro entero de Shemot) concluye con una sublime visión de la Presencia de Dios (Shejiná) dentro de un nuevo pueblo a lo largo de su travesía por el desierto: “… Y Moshé concluyó la labor. Y la nube cubrió el Ohel Moed y la presencia de Dios llenó el Mishkán… Sobre el Mishkán una nube de Dios reposaba de día, y fuego había en ella de noche, a la vista de toda la Casa de Israel a lo largo de todos sus viajes” (40:33-38), así vindicando los esfuerzos de los muchos hombres y mujeres que ofrecieron su habilidad y posesiones con el fin de erigir un lugar para la Shejiná. De esta manera se puede demostrar la coherencia del recuento inicial de Pikudei y su dramático final, un vínculo que ilumina la naturaleza fundamental de la fe.