Resumen de la Perashá: Actuando como embajadores de Dios, Moshé y Aarón visitan al Faraón y le advierten “¿Cuánto más vas a rehusarte a someterte ante Mí? ¡Deja a Mi Pueblo ir a servirme! Y si no haces caso, traeré sobre Egipto una plaga de Langostas”. Después de marcharse de palacio, los sirvientes del Faraón le suplican a éste que deje ir a los Hebreos “¿Acaso no sabes que Egipto está acabado?” El Faraón hace regresar a Moshé y Aaarón y les ofrece permitir viajar al Pueblo a servir a Dios en el desierto siempre y cuando los Hebreos dejen a sus hijos en Egipto como garantía de su retorno. Naturalmente, ellos rechazan la oferta. Moshé extiende sus manos y trae una nueva y terrible plaga sobre Egipto, -la octava plaga-. Así, enjambres de langostas llegan a Egipto y devoran absolutamente toda la vegetación y cultivos restantes del país. El Faraón manda buscar a Moshé y, prometiendo dejar salir a los Hijos de Israel, le pide que rece a Dios para que la plaga termine. Moshé reza, y un fuerte viento se lleva la langosta al mar, sin embargo, el Faraón vuelve a su obstinada rebeldía.

Es entonces que Moshé trae la siguiente y novena plaga: una total oscuridad que envuelve a la tierra de Egipto durante seis días, incapacitando en todo y a toda la población; “sólo los israelitas tenían luz en sus viviendas”. El Faraón vuelve a llamar a Moshé y ofrece soltar a los Israelitas si dejan atrás su ganado en garantía. Él rechaza esta condición arguyendo “no sabemos que nos pida Dios que le ofrendemos”, y el Faraón lo echa de palacio, advirtiéndole de no presentarse más ante él, ya que “el día que veas mi cara, morirás”. Moshé asiente, pero le transmite un último mensaje del Todopoderoso: habrá una décima y última plaga de efectos devastadores: la muerte de los primogénitos, después de la cual el Faraón expulsará a Israel de Egipto (“a la media noche Yo Saldré en medio de Egipto y todo primogénito morirá”).

Di-s informa a Moshé que la redención está próxima y, es en ese momento que Da a Moshé la que será la primera mitzvá (precepto) de los Israelitas como nación: determinar y santificar cada mes la Nueva Luna (Rosh Jodesh), así estableciendo el calendario. También Dios Le instruye sobre la designación del Korbán Pesaj (la ofrenda de Pascua), de modo que cada jefe de familia deberá apartar un cordero el décimo día del primer mes (Nisán), y guardarlo hasta la víspera del día decimoquinto (15°). Esa noche el cordero deberá ser sacrificado, y su sangre untada sobre el marco interior de la puerta de toda casa (judía) como señal de identidad para sus habitantes; la carne de la ofrenda deberá ser asada y comida junto con matzá (pan ázimo) y hierbas amargas, en grupos fijos predeterminados. Desde ese momento, esta festividad de siete días de duración, que se inicia cada año con el Séder de Pesaj, y en la que no se debe comer ni poseer levadura, deberá ser observada anualmente como Pesaj, actuando como recordatorio de la liberación de Egipto para todas las generaciones. Moshé junta a todos los líderes del Pueblo y les trasmite estas instrucciones.

Exactamente a la medianoche del 15 de Nisan, Dios aniquila a todos los primogénitos de Egipto, tanto hombres como animales. “No había casa donde no había un muerto”; y todo Egipto estalla en gran duelo y clamor. El Faraón y sus compatriotas se levantan a la mitad de la noche para lamentar sus pérdidas y buscar a Moshé para rogarle, incluso presionarlo, para que tome inmediatamente a los Hebreos y se marchen de Egipto. Equipados con provisiones para el camino, así como de los objetos valiosos y riquezas que toman prestados de los egipcios, -en realidad su paga por arduos trabajos realizados durante casi un siglo- los Israelitas parten ese mismo día después de haber residido 210 años en Egipto Dios ordena algunas mitzvot adicionales:

1) la obligación para todas las generaciones de redimir a los 30 días de nacidos a los primogénitos varones, quienes han sido santificados por Dios (debido a que fueron salvados de la muerte de los primogénitos el dia 15 de Nisan, cuando Dios saltó por encima de las casas de los Israelitas);

2) Contar la historia del éxodo (cada año) en el Séder de Pesaj;

3) Colocarse cada día Tefilín (filacterias) en cabeza y brazo;

4) Comer matzá en Pesaj;

5) Ofrendar como sacrificio a Dios a todos los primogénitos de animales considerados puros por la Torá.

CODA: Siglos de preparación y un año de crisis, con múltiples plagas y supuestos avisos de liberación, llegan a su clímax en Bó: Al final preciso de 430 años, en ese mismo día, todas las huestes de Dios dejaron Egipto (12:41). Pero esta Perashá es más que la culminación de perspectivas anteriores sobre la gueulá (redención) ya que adopta una nueva estrategia: por vez primera, el Pueblo de Israel se involucra decisivamente en su propia liberación. De este modo, los Hebreos precisaron aumentar su conciencia sobre la libertad y su identidad judía, literalmente “enlazándose entre sí con sangre”:

1) a través de la sangre de la milá (circuncisión) que se tuvieron que realizar y 2) por medio de la sangre del Sacrificio de la Pascua pintada sobre el dintel de sus puertas, confrontando de esta forma a sus otrora amos, atando a las camas y posteriormente scrificando públicamente a los becerros sagrados de Egipto.

El rol de Moshé también cambia aquíde “Salvador del Pueblo” a “Maestro de Israel”: convirtiéndose irreversiblemente en Moshé Rabennu (“NuestroMaestro”), y las mitzvot que él enseña enfatizan el compromiso de legar y comunicar la identidad judía a las futuras eneraciones. En Bó, Pesaj se transforma en el ancla no sólo para el relato y la libertad judías, sino para la educación y el futuro judíos: Cuando tus hijos pregunten … por venir… deberás explicarles (13:14). Bo también hace énfasis en “La Libertad de Expresión”, examinando la importancia de la comunicación verbal y, descubre en ésta, un ingrediente fundamental de la identidad y de la libertad humana.