Resumen de la Perashá: Desde el final de la Perashá anterior —Bereshit— encontramos cómo la raza humana (así como el resto de las criaturas) ha corrompido su camino, despertando en El Creador un cuestionamiento respecto a la viabilidad de Su proyecto de acuerdo con el diseño original. En esta Perashá, habiendo Dios considerado un plan alterno, o Plan “B”, para la humanidad y para un mundo consumido por la violencia y la corrupción, Él Decide enviar un gran Diluvio, a fin de prácticamente eliminar toda vida de la faz de la Tierra. Por ello, Ordena a Noaj, el único justo que queda en el mundo entero, construir una gran arca de madera con múltiples compartimientos en tres niveles (la Teivá) y recubrirla de brea en su interior y exterior a fin de que pueda flotar sobre las aguas y resguarde a Noaj y a su familia, así como a dos especímenes (macho y hembra) de cada especie animal viva, con los cuales el mundo será repoblado una vez que la destrucción del Diluvio finalice. Noaj también debe traer la comida que los pasajeros del Arca requerirán durante el trayecto.

Noaj obedece y, después de 120 años de trabajo, termina el arca. Debido a las incipientes lluvias, Noaj (ya de 600 años de edad), su familia y las parejas de animales y aves entran a ella. La tempestad embiste a la Tierra durante 40 días y 40 noches. Las aguas se alzan a grandes alturas cubriendo incluso las más altas montañas, aniquilando así a todos los seres vivientes afuera del Arca. Dios Se Apiada de Noaj y sus acompañantes y finalmente Detiene el Diluvio.

Comienzan las aguas a retroceder poco a poco, hasta que el Arca se posa sobre el Monte Ararat. Cuando la tierra se seca por completo, exactamente a un año del inicio de las aguas, Dios ordena a Noaj salir de ella junto con todos sus compañeros de viaje y repoblar la tierra. Al salir, Noaj ofrece sacrificios a Dios y el Creador Garantiza nunca más traer un Diluvio para destruir a los seres vivos. Bendice a Noaj y a sus hijos y, como muestra de la decadencia experimentada por la Humanidad, vegetariana hasta ese momento, se les permite convertirse en parte de la cadena alimenticia y por vez primera comer carne, siempre y cuando ésta no sea arrancada de un animal vivo (Séptima de las 7 Mitzvot que Dios da a los descendientes de Noaj). Acompañando este permiso se condena el suicidio y el asesinato.

Dios Establece al Arco Iris como símbolo de Su nuevo pacto con el Hombre y la naturaleza. Como parte del mismo declive sufrido por el Hombre y el resto de la Creación, Noaj trágicamente se embriaga y es ultrajado por su hijo Jam, mientras que sus otros dos hijos, Shem y Yefet, defienden el honor de su padre. Cuando Noaj despierta de su borrachera y se da cuenta de lo que Jam le ha hecho, lo maldice y al mismo tiempo bendice a Shem y Yefet. Noaj muere a una larga edad.

El texto continúa con las crónicas de los tres hijos de Noaj —Shem, Jam y Yefet— quienes al emerger del arca se convierten en progenitores de las tres ramas principales de la raza humana. De Yefet, el hijo mayor, descienden los Persas, Celtas, Francos, Germanos, Galos y todo el grupo Indo-Europeo. De Jam descienden los Coptos, Canaanitas, Sodomitas, Egipcios, Babilonios, Fenicios, Filisteos y todo el conjunto de naciones Africanas, así como el malvado Nimrod. De Canaan, hijo de Jam, descienden los Yebusitas, Emoritas, Guirgoshitas y algunas otras naciones de la región de Canaan. De Shem descienden los Asirios, los Arameos y, como su nombre indica, los pueblos Semitas.

Unos años después, los descendientes de Noaj, unidos como si fueran una sola nación, con un lenguaje y una cultura en común, desafían al Creador y erigen la “inexpugnable” gran Torre de Babel en un intento por hacerse de nombre, alcanzar los Cielos y pelear contra Dios. La respuesta de Dios a este desafío es Interrumpir el malvado plan y Confundir el lenguaje de los constructores, de modo que “uno no comprenda la lengua del otro”. Habiendo arruinado sus comunicaciones, Dios Suscita que los “constructores” abandonen su magno proyecto y se dispersen por toda la Tierra, convirtiéndose en las 70 Naciones Primigenias. La sección de Noaj concluye con la cronología de las diez generaciones que conducen desde Noaj hasta Avram (y Sarai), quienes más tarde se convertirán en Avraham (y Sará):

11-Shem, 12-Arpajshad, 13-Shelaj, 14-Eiber, 15-Peleg, 16-Reú, 17-Serug, 18-Najor, 19-Teraj, 20-Avram.

El texto presenta a la familia de Teraj en Ur, la muerte de su hijo Harán y su partida a Jarán, donde se establecen. Teraj muere.

CODA: No obstante la relevancia de las narraciones de la Perashá, al enfocarse en los dramas épicos tanto al principio de la Perashá —con la crónica del Diluvio— como al final de ella —con el relato de la Torre de Babel—, poca atención es en general prestada por los lectores a los inmensos cambios sufridos por el mundo, y al Nuevo Mundo posdiluviano al que Noaj emerge al salir del Arca. Se trata de un Nuevo Mundo en todos los sentidos, modelos, y expectativas; los estilos de vida y la visión moral son también nuevos. El lugar de la Humanidad —de los Bnei Nóaj (“Hijos de Nóaj”)— como especie es aquí redefinido de forma estratégica, proporcionándole las condiciones para su renacida evolución, de la cual podrá finalmente germinar un Avraham, el coloso que dará nuevo sentido de vida al Mundo y a la Creación misma.

Anette Pier