Resumen de la Perashá: Ésta, la primera y más fundamental Perashá de la Torá, marca el inicio de todo lo que a nosotros incumbe e importa. Es el Génesis (“Big Bang”) y Perashá “madre”, raíz de la cual todo lo demás emerge, así marcando el sentido que cada elemento tomará a lo largo de la historia. No en vano enseñan nuestros Sabios que la primera mención o uso de cualquier palabra o término en la Torá nos dará la definición esencial del mismo.
Así, P. Bereshit anticipa y sintetiza el contenido de todas las demás parshiot de la Torá. De hecho, podríamos decir que el resto del Jumash (Pentateuco) se dedica a expandir la información que aquí en P. Bereshit encontramos de manera concentrada. Por ello, cuando queremos entender el punto de vista del Judaísmo sobre algún concepto o idea, debemos siempre regresar a Bereshit para ver cómo es aquí mostrado. En la apertura de esta primera lectura de la Torá, encontramos cómo El Señor Creó los Cielos y la Tierra y, de manera progresiva, formó el Mundo en Seis Etapas de creciente diferenciación y especificación.
En la primera de ellas Creó la luz y la oscuridad. En la segunda, Formó los Cielos, dividiendo con el firmamento entre las “aguas superiores” y las “inferiores”. En la tercera, Estableció los límites entre la tierra y el mar; además de requerir que de la tierra surgieran la vegetación y los árboles. En la cuarta, Fijó en sus órbitas al sol, la luna y demás astros, y en consecuencia los habilitó para ser utilizados en el cálculo del tiempo y como confiables luminarias. Los peces, aves y reptiles fueron creados en la quinta etapa; y los animales terrestres, y luego el ser humano —propósito y corona de la Creación— en la sexta. Así, terminó Dios Su trabajo y Cesó de crear en la séptima jornada, Santificándola como un periodo de reposada y deliberada integración.
En lo que parece ser un relato alterno, se recuenta la realidad la Creación del Hombre, ahora, con otros nuevos elementos y con mayor detalle. Después de formar al Hombre —al Adam— del polvo de la tierra -Adamá- e insuflarle “un alma viviente”, éste es colocado en el Edénico Jardín. Allí le es comandado no comer del Árbol del Conocimiento del Bien y el Mal so pena de perder su inmortalidad. El Hombre da significado a los animales terrestres y a las aves asignándoles el nombre y lugar que han de ocupar en la Creación. Adam, originalmente creado como un ser hermafrodita, es por Dios fraccionado y, después de dormirlo, de su costado Le Construye a la Mujer con la que Lo une. La astuta y perversa serpiente seduce a la mujer y la convence de violar el único mandato (Divino); así, ella come del fruto prohibido, para posteriormente compartirlo con su Hombre. El Creador los confronta por haberle desobedecido y las consecuencias a la decisión del Hombre son decisivas, duras e inmediatas:
1) La serpiente es maldecida y condenada, estableciéndose un antagonismo entre ella y la Raza Humana.
2) Javá —como se denomina a la Mujer en su nuevo papel como madre de toda vida (jai)— y Adam son castigados,
convirtiéndose en arquitectos de algo nuevo llamado etzev o “proceso” —proceso de gestación, proceso para educar a
los hijos, proceso para ganar el pan, etc.—.
3) Al definir al Universo Físico de modo entrópico, el Hombre se convierte en un ser mortal.
4) El Mal penetra a la Raza Humana y ahora debe vivir en confusión, ya que ha sido conectada de manera inexorable a éste. 5) La Humanidad es expulsada del “Placentero” Jardín para evitar que coma del Árbol de la Vida y quede condenada a vivir eternamente corrompida sin haber corregido su error. Posteriormente, Dios Viste la desnudez humana con ropajes de piel y, los querubines apostados a la entrada del Jardín, tienen la misión de evitar que el Hombre, ávido de conocimiento, tome el camino fácil al Árbol de la Vida. Javá tiene dos hijos varones, Caín y Hevel. Por iniciativa de Caín, ambos traen sacrificios y, mientras que el sacrificio de Hevel es aceptado por Dios, el de Caín es rechazado por su mediocridad. Perturbado, Caín discute con Hevel y termina asesinándolo. El castigo que Dios le impone es convertirse en un permanente vagabundo hasta el día de su muerte, siete generaciones después. Así, años después, Lemej, sexta generación descendiente de Caín, sale a cazar con uno de sus hijos y accidentalmente mata a su tatatatarabuelo. Así queda vengada de manera contundente la sangre de Hevel. A raíz de este incidente Adam y Javá tienen un tercer hijo, a quien llaman Shet.
Finalmente, la Perashá enumera las diez generaciones de la Humanidad a partir de Adam,
concluyendo con Noaj:
1- Adam,
2- Shet,
3- Enosh,
4- Keinan,
5- Mahalalel,
6- Yered,
7- Janoj,
8- Matusalem/Metushelaj,
9- Lemej,
10-Noaj.
Se relata la degeneración de los “Ángeles Caídos”, así como la creciente corrupción y maldad de la Raza Humana, la que, borrando su imagen Divina, comienza a convertirse en Carne (Bassar), al punto que Dios decide acabar con ella.
Noaj, único hombre justo e íntegro del mundo entero es la excepción, encontrando gracia (jen) a los ojos de Dios.
CODA: Así, Parshat Bereshit debe ser visualizada como una Perashá temática, en la cual se examina todo lo que para nosotros es clave: Identidad y Existencia, Libertad y Límites, Motivos y Motivaciones, Bien y Mal, Vida y Muerte, Verdad y Mentira, Unidad y Fragmentación, Conciencia y Libre Albedrío, Naturaleza y Ecología, Justicia y Amor, Tiempo y Valores, etcétera, etcétera y etcétera.